Rotundamente Negra/ Osvaldo Sauma©
Reencontrarme con el libro de Shirley Campbell: Rotundamente negra, fue de alguna manera reencontrame conmigo mismo, con este destino que me hizo vivir, por y para la palabra y con aquella sentencia que arrastro del poeta Vicente Huidobro: Sigamos cultivando en el cerebro las tierras del error / sigamos cultivando las tierras veraces en el pecho, y es que ese pecho, que propicia las tierras veraces, es la trinchera desde donde combate la poesía. Acaso no fue ella y sus poetas Románticos los que dieron la voz de alerta, ante el vendaval de la razón lógica, que se nos vino encima y desembocó en el uso del gas mostaza y otros horrores más graves que vinieron luego. Acaso no fueron ellos, los poetas, los que desde sus atalayas le advirtieron a la humanidad, seducida por los laberintos de la ciencia, para que no se olvidaran nunca del fenómeno viviente que es el hombre. Y es que para eso ha estado la poesía siempre, para desenmascarar verdades y mentiras, para defender, a capa y espada, la dignidad, la imaginación, la intuición que son la materia prima con la que se construye el poema y porque no decirlo, la vida.
Quizá por eso la relectura de este libro me ha provocado una doble satisfacción, por un lado celebrar que fue la poesía la que nos hizo cómplices de una misma ruta y por el otro lado revalorizar este noble trabajo de compartir con niños y jóvenes : el juego peligroso del poema, pues como bien lo afirma Shirley refiriéndose a su labor con los niños del taller de expresión literaria del Conservatorio de Castella: Entendimos juntos /que había que inventar la tarde de nuevo / que solos / con palabras simples / con esperanzas calladas / con la vida / entendida así / como ellos quieran / podíamos / si nos daba la gana / cansarnos de las salchichas / discutir la edad de la lluvia / o simplemente / no escribir hoy ningún poema.
Este poemario que recorren sus tres partes, la devoción por los hijos, por la pareja, por las raíces ancestrales, por la lucha de la mujer, de la negritud, en suma por el amor. Es un testimonio existencial que revela la transparencia de un corazón sin dobleces, un corazón que encuentra los elementos mas esenciales de la convivencia humana en el devenir de la cotidianeidad y en la relación franca con los otros: quise explicarle / que la vida sólo viene / que uno no escoge los matices / ni las tonalidades / y que cuando se es así / se ama tanto como se puede.
Y por supuesto que este es un canto en favor de las causas mas nobles del alma humana y por supuesto que es también un canto heredero de la historia literaria del Africa. No importa cuan distante esté geográficamente de ese continente, la tradición va entre su sangre, es la voz que duerme dentro de ella, la voz que ha venido pasando de generación en generación y que hoy por hoy, despierta en Shirley con toda la fuerza del espíritu griot. Ese príncipe de los poetas africanos, ese guardián de la memoria colectiva que va de pueblo en pueblo transmitiendo las razones de su identidad. Y es que también el tema fundamental de esta literatura, coincide con la cosmovisión de la poeta, pues de todos es conocido que el énfasis de la poesía africana está en el ser humano y en todos nuestros estados anímicos.
Es ahí donde Shirley encuentra una veta sorprendente, en esa tradición, que por supuesto no es estática sino dinámica y que la poeta claramente lleva dentro de sí. Por eso pienso que en sus poemas se lee la voz de una griota de los tiempos modernos, que le cuenta a sus hijos y a los hijos de otros sus historias colectivas-personales: Quiero que recuerdes / ante todo / que mi piel / es distinta / que la tuya / quiero que no olvides / que mi historia / tiene manchas grandes / y tristes / y bellas / y eternas / distintas que las tuyas. / Quiero decirte / y no los olvides / que allá / y aquí / y en otras partes / mis pueblos se desangran / por la vida / mis pueblos tienen / mas hambre que los tuyos.
Y es que estos poemas de Shirley Campbell, aunque no se acompañen con la kora, insisto heredó los frutos de esos conservadores de la cultura oral africana y su respeto por la palabra, así nuestra poeta aporta, para beneficio de todos, su grano de arena enriquecido que nos lo transmite como debe ser, los motivos de su canto a través de la palabra exacta, certera: Y me niego categóricamente / a dejar de hablar / mi lengua, mi acento y mi historia / y me niego absolutamente/ a ser parte de los que se callan / de los que temen / de los que lloran / porque / me acepto / rotundamente libre / rotundamente negra / rotundamente hermosa.
Quizá por eso la relectura de este libro me ha provocado una doble satisfacción, por un lado celebrar que fue la poesía la que nos hizo cómplices de una misma ruta y por el otro lado revalorizar este noble trabajo de compartir con niños y jóvenes : el juego peligroso del poema, pues como bien lo afirma Shirley refiriéndose a su labor con los niños del taller de expresión literaria del Conservatorio de Castella: Entendimos juntos /que había que inventar la tarde de nuevo / que solos / con palabras simples / con esperanzas calladas / con la vida / entendida así / como ellos quieran / podíamos / si nos daba la gana / cansarnos de las salchichas / discutir la edad de la lluvia / o simplemente / no escribir hoy ningún poema.
Este poemario que recorren sus tres partes, la devoción por los hijos, por la pareja, por las raíces ancestrales, por la lucha de la mujer, de la negritud, en suma por el amor. Es un testimonio existencial que revela la transparencia de un corazón sin dobleces, un corazón que encuentra los elementos mas esenciales de la convivencia humana en el devenir de la cotidianeidad y en la relación franca con los otros: quise explicarle / que la vida sólo viene / que uno no escoge los matices / ni las tonalidades / y que cuando se es así / se ama tanto como se puede.
Y por supuesto que este es un canto en favor de las causas mas nobles del alma humana y por supuesto que es también un canto heredero de la historia literaria del Africa. No importa cuan distante esté geográficamente de ese continente, la tradición va entre su sangre, es la voz que duerme dentro de ella, la voz que ha venido pasando de generación en generación y que hoy por hoy, despierta en Shirley con toda la fuerza del espíritu griot. Ese príncipe de los poetas africanos, ese guardián de la memoria colectiva que va de pueblo en pueblo transmitiendo las razones de su identidad. Y es que también el tema fundamental de esta literatura, coincide con la cosmovisión de la poeta, pues de todos es conocido que el énfasis de la poesía africana está en el ser humano y en todos nuestros estados anímicos.
Es ahí donde Shirley encuentra una veta sorprendente, en esa tradición, que por supuesto no es estática sino dinámica y que la poeta claramente lleva dentro de sí. Por eso pienso que en sus poemas se lee la voz de una griota de los tiempos modernos, que le cuenta a sus hijos y a los hijos de otros sus historias colectivas-personales: Quiero que recuerdes / ante todo / que mi piel / es distinta / que la tuya / quiero que no olvides / que mi historia / tiene manchas grandes / y tristes / y bellas / y eternas / distintas que las tuyas. / Quiero decirte / y no los olvides / que allá / y aquí / y en otras partes / mis pueblos se desangran / por la vida / mis pueblos tienen / mas hambre que los tuyos.
Y es que estos poemas de Shirley Campbell, aunque no se acompañen con la kora, insisto heredó los frutos de esos conservadores de la cultura oral africana y su respeto por la palabra, así nuestra poeta aporta, para beneficio de todos, su grano de arena enriquecido que nos lo transmite como debe ser, los motivos de su canto a través de la palabra exacta, certera: Y me niego categóricamente / a dejar de hablar / mi lengua, mi acento y mi historia / y me niego absolutamente/ a ser parte de los que se callan / de los que temen / de los que lloran / porque / me acepto / rotundamente libre / rotundamente negra / rotundamente hermosa.
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