ABIERTAS AL SOL ©
Llegaste un verano de mañana
y entraste por la misma puerta
por donde el sol
usualmente se mete a la casa
entraste así, sin permiso
fue solo que abrí la puerta y como si nada
llenaste de luz mis rincones
fue necesario entonces
que corriera a refrescarme las manos
y los besos limpios de antes
fue necesario renovar cuentos
y sueños
es que entraste
como entra de pronto la vida
llegaste pequeña
con los ojos llenos de palabras
y las manos cerradas
como quien no quiere
dejar escapar el silencio
llegaste muy de mañana
como quien me obliga a amanecer
como quien despierta las miradas de hace años
y las hace nuevas
como quien encuentra que a esta casa
como a la vida
como a la esperanza
le hace falta el sol…
te quedaste entonces en las paredes
en los pasos
te colaste detrás y encima de los muebles
detrás y encima de las madrugadas
te prendiste de cada uno de los libros
y me contaste una a una las historias
llegaste muy de mañana
en un febrero del tiempo
sonriéndole al temor
lo tomaste del cuello
y lo apretaste con fuerza
contra tu pecho
y entonces el
indefenso
huyó de casa
y nos dejó de pronto
abiertas al sol.
y entraste por la misma puerta
por donde el sol
usualmente se mete a la casa
entraste así, sin permiso
fue solo que abrí la puerta y como si nada
llenaste de luz mis rincones
fue necesario entonces
que corriera a refrescarme las manos
y los besos limpios de antes
fue necesario renovar cuentos
y sueños
es que entraste
como entra de pronto la vida
llegaste pequeña
con los ojos llenos de palabras
y las manos cerradas
como quien no quiere
dejar escapar el silencio
llegaste muy de mañana
como quien me obliga a amanecer
como quien despierta las miradas de hace años
y las hace nuevas
como quien encuentra que a esta casa
como a la vida
como a la esperanza
le hace falta el sol…
te quedaste entonces en las paredes
en los pasos
te colaste detrás y encima de los muebles
detrás y encima de las madrugadas
te prendiste de cada uno de los libros
y me contaste una a una las historias
llegaste muy de mañana
en un febrero del tiempo
sonriéndole al temor
lo tomaste del cuello
y lo apretaste con fuerza
contra tu pecho
y entonces el
indefenso
huyó de casa
y nos dejó de pronto
abiertas al sol.
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